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Las muelas del juicio son los terceros molares que aparecen en el maxilar superior o la mandíbula. Éstas, a veces, no tienen suficiente espacio para erupcionar y son las últimas piezas en aparecer, ya que suelen salir al fin de la adolescencia y los primeros años como adulto.

Su función era primitiva y el ser humano las utilizaba para realizar una masticación más dura, una masticación más prolongada de alimentos crudos, cereales o frutos de todo tipo. Por ello se necesitaba una mandíbula más fuerte, acompañada de una tercera muela la cual era muy útil para la alimentación.

Con el paso de los siglos y la evolución del hombre, la alimentación se ha facilitado gracias a los avances, convirtiendo así la dieta mucho menos costosa para su masticación.
Esto ha originado que se necesiten menos piezas dentales. Esta evolución hizo que la masa ósea del ser humano cambiase, reduciendo en tamaño el maxilar superior y la mandíbula, lo cual nos origina una falta de espacio para esos terceros molares.

La erupción de las muelas de juicio es variable según el individuo, pero por lo general suelen aparecer o manifestarse entre los 17 y los 24 años.

Esta aparición puede causar muchas molestias e incluso dolor según el individuo a lo largo de los años mencionados, causando inflamación de las encías, dolor por su difícil erupción en el fondo de los arcos dentarios, todo ello derivado de esa falta de espacio.

En ciertos casos el dolor puede generalizarse en la zona, llegando al oído, la garganta, la cabeza, irradiando el dolor en cada masticación. La aparición de estos molares puede llegar a originar dificultades al abrir la boca, debido a la inflamación generalizada en los músculos mandibulares.

Problemas más comunes de las muelas del juicio.

Estas piezas dentales son las últimas en hacer erupción y no deben de ocasionar ninguna problemática siempre y cuando aparezcan en la dirección correcta.

Sin embargo, si dicha erupción se origina inclinada, tumbadas horizontalmente o de cualquier posición errónea pueden causar problemas en nuestra dentición, causando inflamación de la encía debido a su difícil limpieza diaria.

Otro caso común es la aparición de manera parcial, ocasionando que la corona de dicha muela se encuentre mínimamente cubierta del tejido de la encía. Esto conlleva a una acumulación de restos de alimentos y bacterias, ocasionando inflamación o infección a las muelas «vecinas´´ piezas en las que estarían en un contacto directo, ocasionando la formación de caries en la segunda muela la cual se ve afectada por su nueva compañera, la muela de juicio.

Esto se debe en muchos casos a la falta de espacio que necesitan estos molares para alinearse correctamente y realizar su función. En todo caso tanto si logran su erupción de manera óptima o no, son piezas dentales muy difíciles de mantener en correcta higiene debido al posicionamiento tan profundo.

¿De qué depende la extracción de las muelas del juicio?

Antes de nada, se evalúa el posicionamiento de estos últimos molares. Es necesario ver si se encuentran cerca de vasos sanguíneos o del nervio mandibular, si el paciente nota molestias o dolor por su aparición y si las muelas de juicio ya están en contacto con las muelas adyacentes, lo cual sería el momento idóneo para su extracción. Este último punto es el más importante ya que debemos vigilarlas en todo momento en cada una de las revisiones periódicas mediante radiografías.

Por otro lado, existe la posibilidad de que la muela de juicio se encuentre impactada en la masa ósea, es decir, dentro del hueso sin lograr su aparición, si en este caso no hay síntomas de infección, dolor o movimiento no es necesaria su extracción ya que no originan problemas, pero sin descuidar siempre su vigilancia.

En caso de que el paciente requiera una ortodoncia, a veces es necesaria también su extracción. Se requiere ese espacio que ocupan las muelas de juicio y debemos utilizar ese margen para posicionar las muelas ligeramente hacia atrás. Es importante recalcar el mensaje de los ortodoncistas y es que estas muelas del juicio no mueven los dientes, pero si es necesario ese espacio que ocupan para realizar cualquier corrección de posicionamiento de las piezas posteriores.

¿Cómo se lleva a cabo este diagnóstico?

Tras el examen dental por el doctor junto a las radiografías periapicales, radiografía panorámica y en algún cierto caso un Tac (en caso de dificultad de visibilidad de alguna zona concreta), toda información es recopilada y se decide siempre por el odontólogo si es necesaria o no su extracción.

Existen dos tipos de extracciones:

La extracción simple, la cual se lleva a cabo cuando la muela ya ha hecho erupción, lo cual su acceso es más sencillo.

Extracción quirúrgica:

Se lleva a cabo por una extracción algo más compleja ya que se debe al encontrar la muela dentro de la masa ósea, esto conlleva una mínima incisión del tejido de la encía o incluso retirar un poco de hueso para facilitar su acceso, esta extracción se realiza con mayor seguridad seccionando la muela en varios trozos, así nos aseguramos de su total extracción sin ocasionar problemáticas, tras la pequeña cirugía se cierra la zona con unos pequeños puntos de sutura, ayudando así a una mejor cicatrización.
Según la intervención los puntos de sutura pueden ser reabsorbibles o no, estos pueden desaparecer a los 7 días o ser retirados en una leve revisión por el odontólogo que ha llevado a cabo la intervención.
Es importante aclarar que una extracción quirúrgica puede causar más inflamación durante los días post operatorios, lo cual es completamente normal debido a la profundidad de la pieza a extraer, esto se puede controlar con alimentos fríos, antinflamatorios o incluso antibióticos si fuese necesario, toda medicación sería prescrita por el odontólogo en dicha intervención.

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